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BOOKLOOK - Vestir es Publicar es Leer


Un conjunto de prendas-revistas híbridas que desarrollan historias ocultas sobre la moda y las prendas.


Los lectores de las revistas de moda las hojean, echan un vistazo y van pasando sus páginas brillantes sin prestar mucha atención, dando saltos por el contenido —interrumpido constantemente por anuncios— y abriendo la revista en puntos aleatorios. Se encuentran con imágenes planas y breves fragmentos de texto que a veces se refieren a las prendas de vestir, pero otras tantas no lo hacen: se centran en las fibras de los sueños, en lugar de en las de los tejidos. Los lectores sostienen la revista, disponible en salas de estar, dormitorios, salas de espera, salones de belleza y tiendas, y se la ponen sobre la falda: las páginas flexibles y pesadas imitan la forma de la parte superior de los muslos del lector. El papel es frío al tacto, el texto promete «Vestidos etéreos y elegantes que te harán soñar con escapadas de verano».1

Aunque se insinúan las prendas de vestir, los medios dedicados a la moda no nos ofrecen ninguna interacción real con prendas físicas. Aparte de alguna camiseta ocasional doblada en el envoltorio de plástico de una revista, como una camiseta blanca con la palabra Vogue estampada, las revistas o plataformas de moda online no incluyen ninguna prenda física. No hay ninguna textura de tejido real ni ningún punto elástico que toque la piel del lector, ningún agujero por el que meter la cabeza, los brazos o las piernas. En los medios de comunicación sobre moda, nosotros, en tanto que «lectores», interactuamos con la moda mirando las prendas, no llevándolas. Aunque la moda se considera indisociable de las prendas y los cuerpos físicos, en los medios de comunicación adopta la forma de imágenes y textos. O, en palabras de Barthes: ropa visual y ropa escrita, en lugar de ropa real.2 Esta forma desmaterializada e incorpórea de la moda, que representa las prendas en lugar de serlas, facilita la circulación de la moda; cabe en tu buzón (digital), tus apps, la pantalla de tu teléfono móvil y de tu computadora.

La ausencia de la prenda física en los medios de comunicación dedicados a la moda no es solo una ausencia literal: también podemos detectar la «pérdida» de la prenda física en las imágenes, y especialmente en los textos. Aunque muchas imágenes y textos de los medios de comunicación dedicados a la moda muestran las prendas, se centran en su aspecto o estilo visual, en lugar de en su materialidad real y nuestra interacción física con ellas: «Los pantalones con múltiples bolsillos nunca habían tenido un aspecto tan deseable».3

En concreto, la prenda escrita (el texto), liberada de las restricciones prácticas y estéticas de la prenda física y de la foto, evade fácilmente la realidad física; a menudo, el texto describe el aspecto de un tejido o la «sensación» que da un estilo, pero no la profundidad de los bolsillos, el olor de la tela o el sonido de una cremallera, sino que crea nuevos significados y simbolismos que no existen en la prenda ni en la foto, e inventa y explica sentimientos o valores que supuestamente asociamos a una prenda. Veamos unos ejemplos de la revista Porter: «Así que ponte ese vestido “de impacto” siempre que quieras si te da energía»,4 o «Canaliza el espíritu aventurero y relajado de Ipanema con sugerentes trajes de baño y básicos de playa para llevar el estilo surfista a los días de calor».5 Según estos textos, los vestidos pueden ser «de impacto» y darte energía, y los trajes de baño pueden ser «sugerentes» y canalizar un «espíritu aventurero y relajado». Los medios de comunicación se centran en el aspecto, el estilo, el simbolismo y los sentimientos, desestimando enseguida la interacción del cuerpo con la prenda física, y la contextualización de las prendas en la vida cotidiana con todas sus particularidades. 

Los medios de comunicación convencionales sobre moda, de gran tirada y fácilmente incorporados a las numerosas revistas y plataformas en línea, son un elemento muy potente en el discurso general de la moda. Por tanto, la desconexión de la prenda física y del cuerpo (en forma y contenido) sobre la que se construyen estos medios de comunicación desempeña un papel esencial en nuestra percepción y comprensión de la moda (en tanto que sistema de producción de valor) y las prendas (en tanto que objetos físicos que llevamos).

Es importante ser consciente de que, debido a su interconexión con la industria comercial de la moda (sus marcas y conglomerados), los principales medios de comunicación del sector están sometidos a la industria de la moda.6 Sus textos, sus imágenes y su difusión tienen como objetivo las ventas y los ingresos. Los medios de comunicación dedicados a la moda consideran el usuario como consumidor y tratan la prenda como una mercancía, un bien comercial estandarizado. La base comercial de los principales medios de comunicación sobre moda es evidente si tenemos en cuenta la evidente presencia de publicidad (una revista de moda típica comienza con al menos 20 páginas de anuncios), así como el hecho de que, en general, la industria determina el contenido de estos medios, de modo que la revista de moda se convierte en una guía de ventas.

Para que las prendas sean mercancías atractivas, la industria de la moda se basa en gran medida en prácticas alienantes. A través de procesos de producción fragmentados y ocultos, subcontratación, distribución mundial e imágenes públicas de las marcas, la industria desconecta la prenda de los fabricantes, del lugar de origen de su material y de sus raíces culturales, así como de la explotación y los residuos generados en su fabricación. Cortar estos vínculos con la realidad permite crear nuevas historias seductoras y modernas: presentar la idea de un «artesano auténtico» en lugar de mostrar al obrero de la cadena de montaje que realmente ha confeccionado la prenda, velar el asesinato de un animal para promocionar una bota de cuero «sostenible», o ignorar los orígenes culturales para presentar un diseño de tejido como un nuevo estilo de moda. La alienación es esencial para el éxito de la moda comercial e industrial.

Los principales medios de comunicación dedicados a la moda (dirigidos por la industria), cuyo origen y base están en el Norte Global, desempeñan un papel esencial en la creación y preservación de un discurso de la moda eurocéntrico y consumista que desestima la materialidad real de las prendas y su contextualización en nuestras realidades vividas. Los medios de comunicación dedicados a la moda, desconectados de nuestros cuerpos, de las historias de producción (no industrial) y del patrimonio cultural, entorpecen nuestra relación con la moda y potencian los estereotipos simbólicos y las narrativas repetitivas y superficiales.

Booklook es un proyecto que fusiona la revista de moda con la prenda física, generando un conjunto de elementos híbridos que combinan la lectura y el vestir. El proyecto viene impreso en un papel con apariencia de tela, y recoge y comparte historias que no se basan en narrativas comerciales eurocéntricas estereotipadas, sino que surgen de la contextualización de las prendas en realidades no comerciales, culturales y cotidianas.

Booklook es una serie de revistas que pueden desplegarse en un conjunto de prendas (por ejemplo, un delantal, una camisa y un pasamontañas) que pueden volver a doblarse para convertirse en revista. Una prenda que se puede doblar no es nada nuevo, pero los artículos de Booklook están fabricados en un papel parecido a la tela, con imágenes impresas, textos y números de página, tienen un orden de lectura, y se ajustan a la forma física rectangular de una revista. Aunque caben en un buzón de correos, como las revistas de moda impresas tradicionales, estos artículos también encajan con tu cuerpo, te los puedes poner. 

Booklook juega con elementos conocidos y destacados de la industria de la moda: la prenda, la revista y, como sugiere el título, el lookbook, una publicación en la que tradicionalmente las marcas ofrecen a los compradores una visión general de su colección (sus looks, o estilos); Booklook se distingue de ellos en que intenta enfrontarse a este discurso dominante de la moda consumista. En lugar de negar y cortar los vínculos con la realidad de la producción, la situación cultural, las referencias históricas y las prácticas del uso, Booklook abre estas narrativas y cuenta exactamente estas historias. El conjunto de artículos de Booklook invita a creadores, pensadores, diseñadores y escritores de diversos orígenes a compartir sus experiencias y conocimientos sobre el papel de las prendas en sus vidas, culturas y costumbres, con el objetivo de formar una colección de narrativas que nos ayuden a cuestionar y reflexionar sobre los relatos comerciales dominantes en la moda, así como redefinir el papel de la moda y las prendas en un contexto cultural, social, político y económico.

En lugar de llevar el logotipo de una gran marca, patrocinar a los grandes grupos de la moda o expresar un mensaje irónico de pseudocrítica que a menudo no conduce a nada, Booklook utiliza la prenda y la revista de moda (actores cooptados por la industria de la moda) para protestar.
La combinación de texto e imagen impresa en papel-tejido y vestida sobre el cuerpo no solo sitúa a Booklook en la moda en general y en los medios de comunicación sobre moda en particular, sino que también comparte claramente los motivos de la ropa de protesta. Mientras que las pancartas de papel o las camisetas con texto que llevan los manifestantes suelen referirse a situaciones, personas, instituciones y temas ajenos a la prenda (como camisetas con los lemas «Make America Great Again» o «Defund The Cops»), Booklook utiliza la prenda para protestar contra la industria de la moda y su discurso dominante. Inspirados en el boicot a las blusas Judy Bond (por parte del Sindicato Internacional de Trabajadoras de la Confección, en la década de 1960, en Estados Unidos), en el que las manifestantes llevaban pancartas que decían «No compren blusas Judy Bond»7, los artículos de Booklook son prendas de protesta contra la narrativa de la moda dominante y el papel que en ella juegan las prendas. Y en lugar de los eslóganes breves y llamativos habituales en los medios de comunicación dedicados a la moda comercial o en la ropa de protesta, Booklook te invita a narrativas más extensas que sitúan la prenda en su contexto.

Booklook se distribuye fácilmente por correo postal, y mediante el simple acto de vestirlo permite protestar contra la industria de la moda desconectada, desencarnada y alienada, y su discurso. Una vez recibidas en casa y desplegadas, las historias se pueden llevar. Puede envolverse el cuerpo en ellas, meterles los brazos y sentir el material sobre la piel. La imagen, el texto, el cuerpo y la prenda se interconectan. El acto de ponerse la prenda y simplemente caminar en ella se convierte en un acto de publicación. Booklook es una forma corpórea de compartir, desplegar y leer historias que a menudo se ocultan y desconocen porque el discurso de la moda dominante las considera triviales, poco glamurosas, obsoletas y poco rentables.
Llevar se convierte en publicar, vestir se convierte en leer.





1    Elle, Reino Unido. Mayo de 2019. Londres: Hearst. pág. 20
2    Barthes, R. (1967) The Fashion System. Berkeley: University of California Press. pág. 3
3    Vogue, Reino Unido. Marzo de 2019. Londres: Condé Nast. pág. 47
4    Porter, Reino Unido, Verano de 2019. Londres: Net – A - Porter Group. pág. 66
5    Porter, Reino Unido. Verano de 2019. Londres: Net – A - Porter Group. pág. 16
6    Titton, M. (2016) «Fashion criticism unravelled: A sociological critique of criticism in fashion media», en International Journal of Fashion Studies, 3: 2.
7    Una leyenda en la que se lee: «Piquetes con pancartas que instan a la gente a no comprar las blusas de Judy Bond posan para una foto de grupo delante del Gertz Center, aproximadamente 1965, fotógrafo desconocido». En: Vinebaum, L. (2017 ) «New Demands?». 1ª parte, en Countersignals, #2, otoño 2017 - invierno 2018. Chicago: Other Forms. pág. 62 El boycot de Judy Bond en todo el país fue organizado por el Sindicato Internacional de Trabajadoras de la Confección después de que en 1961 la empresa trasladara la producción de Nueva York a una planta en Brewton, Alabama, buscando mano de obra barata y dejando sin trabajo a los obreros que las habían fabricado hasta entonces. (link)


Booklook es un proyecto de Anouk Beckers.
Redacción de Femke de Vries
Traducción del inglés al español por Guadalupe Castillo Vizuete.

2024